Castillo de Münzenberg y Monasterio de Arnsburg

Tras el boicot al fin de semana en Metz que tenía semi-planeado por parte de los meteórologos franceses (cambiaron el parte de "chubascos" a "soleado" el viernes por la noche) tuve que buscarme otro destino. Cualquier cosa menos quedarse en casa. Hice uso del "meticuloso" método de búsqueda de destinos de siempre: abrir Vía Michelín, activar la opción "Turismo" y ver qué hay a menos de una hora de distancia. Ya no me queda mucho por ver de lo que ofrece. Así que me decidí por dos puntos verdes relativamente cercanos entre sí: Burg Münzenberg y Kloster Arnsburg.


Tras quitarle la carbonilla al coche a 200 por el autopista (hay que aprovechar mientras haya autopistas sin límites de veclocidad y el coche pueda alcanzar los 200), me metí por carreteras secundarias en un día perfecto para ello: 20 grados, cielo azul, campos de cereales... ¿te gusta conducir?



Finalmente, llegué a Münzenberg ("Monte de monedas", prometedor el nombre). El castillo es fácilmente localizable desde varios kilómetros a la redonda. El pueblo, típico alemán, sin nada especialmente reseñable aparte de una bonita iglesia. Desde el pueblo, el castillo ofrece un aspecto no muy prometedor: el perfil de dos torres, la muralla y un edificio derruido se dibujan contra el cielo. La entrada, 3.50€. Junto a la taquilla, carteles anunciando próximas actuaciones en el castillo: El fantasma de Canterville (todas las entradas vendidas). Una vez dentro, grata sorpresa. El estado de conservación/restauración es realmente bueno. En el patio principal, unas gradas para las obras de teatro. Pasillos entre las ruinas, sobre las murallas exteriores y el acceso a la torre del homenaje oeste hace posible pasa entretenido un par de horas. Las vistas, impresionantes. Esta gente sabía dónde poner la "choza".


Ya se iba acercando la hora de comer, había que ir pensando en el avituallamiento. Un puesto de venta de bebidas en el patio del castillo, con publicidad de Cerveza Licher despejó las dudas.próximo destino: Lich. De camino, me encontré con un montón de gente recolectando fresas. Resultó ser un self-service (Würfl. Buen precio).




Las calles de Lich están flanqueadas con las casas típicas de fachas entramadas (luego me di cuenta de que estaba en una zona de la Deutsche Fachwerkstrasse)Hay también un palacete (privado, no se puede visitar, ni siquiera el jardín) y una torre. Los primeros Biergarten que me encontré cerrados. Así que hice parada y posta en una carnicería-restaurante. Comida: algo típico, hígado con cebolla frita, patatas y ensalada. 5 filetes de hígado (ay, si me viese mi madre. El hígado, mi kriptonita gastronómica de niño. Sudores y lágrimas). Para beber, esa Licher. Muy rica la pils. Tras helado, café y paseo para bajarlo todo, rumbo al monasterio.



En mitad de un bosque, se encuentra la antigua abadía cisterciense de Arnsburg (prima hermana del monasterio de Eberbach, donde se rodaron los interiores de El Nombre de la Rosa). Secularizado en el siglo XIX, es destinado en gran parte a uso privado. De hecho se iba a celebrar una boda. Se pueden visitar las zonas principales del monasterio: las ruinas de la iglesia del románico tardío; el claustro, que hoy en día alberga un cementerio de caídos durante la Segunda Guerra Mundial, el Dormitorium con una exposición de pinturas...




A unos 15 minutos caminando, alrededor del muro exterior del monasterio, se llega a las ruinas Burg Arnsburg (enlace a Wikipedia en alemán - éstas sí que son ruinas ruinas), construido en el año 1000. También había indicado una ruta en bicicleta hacia las Limes romanas. Esto queda para otra visita. De vuelta al coche, intenté atravesar un campo de cebada, caminando a lo Máximo. Aunque lo máximo habría sido que me hubiese pillado el dueño de la finca, que tenía la casa al lado y a ver qué explicaciones le daba yo por andar peinándole la cebada. Una vez en el coche, rumbo a casa, con el navegador en modo "llévame-por-sitios-guapos". Como siempre, hasta que dos horas después lo cambias a modo "llévame-por-donde-quieras-pero-llévame-¡YA!".



Y eso es todo amigos. Todas las fotos del día, en Picasa.