Vacaciones en Roma


Aprovecho que tengo tiempo para escribir esta entrada ahora que los recuerdos están todavía frescos. Como siempre, no pretende ser una guía de Roma, que los de Lonely Planet también tienen derecho a comer, sino un resumen de las impresiones con las que vuelvo. Lo primero, agradecer a aquellos amigos que me enviaron referencias de sitios imprescindibles para visitar y, cómo no, restaurantes que no me debía perder.


El hotel en el que me hospedé está ubicado al lado de la Estación Termini y resulta muy cómodo tanto porque ésta es el eje de las comunicaciones romanas (trenes, las dos líneas de metro, infinidad de autobuses, ...) como, sobre todo, porque es el destino de las lanzaderas que comunican los aeropuertos con el centro de la ciudad. Respecto a estas lanzaderas, un consejo: mejor que comprar el billete dentro del aeropuerto es ir directamente a los autobuses. Hay numerosas compañías, así que la mejor opción es coger el que primero sale. Veinte minutos de espera bajo un sol impropio de finales de marzo viendo salir autobuses me hicieron apearme del jumento.


Como resumen resumido: Roma es espectacular, se mire por donde se mire. Desde las históricas "escombreras" al Vaticano, sus piazzas, parques, ... De todo lo visitado, lo que más me ha impresionado es la Capilla Sixtina. Sin palabras. Aunque antes haya que hacer una suerte de recorrido IKEA por todas las salas de los Museos Vaticanos. Lo siguiente tal vez haya sido el Panteón. Si uno ya se queda alucinado ante el edificio en sí, el efecto se multiplica cuando se cae en la cuenta de que tiene más de 2000 años y soluciones para la cúpula que todavía dan que pensar a los técnicos de hoy en día. Otra cosa agradable visitando Roma es que hay tanto que ver que en cada paso te encuentras rincones y obras de arte históricas: cuadros de Caravaggio (Iglesia de S. Luigi dei Francesi), el Moisés de Miguel Ángel (Iglesia de S. Pietro in Vincoli), la Bocca della Veritá (S. Maria in Cosmedin), ... Para un mariñán, cabe destacar la Basílica de Sta. Maria Maggiore, también conocida como Basílica de Santa María de las Nieves. Parece ser que de aquella los guionistas de la Iglesia andaban tan escasos de imaginación como los de Hollywood de hoy en día y se dedicaban a hacer remakes de mitos y leyendas en distintos sitios. Lo que está por ver es si fue antes la de Roma o la de Granderroble. :)


Algo que también destacaría y que no aparecen como Top Ten en las guías son los miradores sobre Roma. A los más conocidos de Gianicolo, al otro lado del río Tíber, y desde la Pza. Napoleone I (Villa Borghese, sobre Pza. del Popolo) añadiría las vistas desde el Jardín de los Naranjos en el Parco Savello, sitio ideal para un picnic. Sobre la Villa Borghese, imprescindible visita a sus jardines y, según dicen, a su Galería. En la guía sugería reservar las entradas. No es una sugerencia: es IMPRESCINDIBLE. Fui el miércoles y las entradas ya estaban agotadas hasta el domingo.


De igual manera, no me defraudó en absoluto la "excusa" elegida para el viaje: una exposición de Steve McCurry en el MACRO Testaccio. Impresionante montaje de una retrospectiva de 200 fotografías. Lamentablemente, solo disponible hasta el 20 de abril. Como añadido, una muestra de Cartier-Bresson en el Palazzo Incontro. Para qué quieres más...



Sorprendente la cantidad de turistas que había en esta época del año. No quiero ni pensar cómo estará aquello en verano, donde el calor también se multiplica. Eso sí, no menos numerosas las hordas de pakistaníes, o lo que sean, que se dedican al negocio turístico very-low-cost. En general, siempre había visto la venta de artículos en algún modo relacionados con la localidad, pero a las sombrillas y gafas de sol quema-retinas se sumaba en este caso un desconcertante "juguete": unos cerdos que estampaban contra el suelo dejándolos hechos un charco baboso para al instante recuperar sus porcinas curvas. No sé, no lo veo. Supongo que ni yo ni el resto de turistas, porque en cuatro días no vi vender ninguno. Y no sería por cerdos por las calles... Después, el tema mimos; a los "clásicos" cow-boy dorado y Estatua de la Libertad de papel de aluminio se sumaba en este caso el colmo de lo freak: en la piazza Navona, un soldado imperial tocaba unos timbales electrónicos. La única relación que le veo es que la Estrella de la Muerte era una nave grande, pero no sé...


Comercio (y bebercio) romano

Que no falte el turismo gastronómico. He de decir que no abusé (ni casi usé) de los helados. Un par de ellos. Lo que sí degusté en abundancia fue café. Riquísimo. Probé en la Tazza d'Oro (al lado del Panteón), el Grand Caffé la Caffetiera, Caffé Sant Eustachio (en la plaza del mismo nombre), Caffé Rosati (en la Pza. del Popolo), ... Recomendaría tomarlo de pie en la barra (de esta manera pagué 0.90-1.00 €). Tomando el café en la terraza corres el riesgo que, amén de un albano-kosovar con acordeón, venga la tuna a cantarte "Clavelitos". De ejemplo, los 4.60€ que me espetaron en el café Rosati. Dado que el café italiano suele ser corto, a ese precio/l. da para traer a Juan Valdés y a su burro moliendo café en clase business.

De comidas/cenas, recomendaría:
  • Ai Marni (Viali Trastevere, 53): pizzas caseras y supplí al telefono (croquetas de arroz). Se salen las pizzas. Eso sí, los camareros son de esos que parece, aunque jures y perjures que nunca estuviste en ese sitio, que les debas algo.
  • Forno Campo di Fiori: para comer pizza al taglio, sentado en la fuente de la plaza homónima de cara al mercado matinal.
  • Da Enzo (Vía del Vascellari 29): muy buena. Llena de "autóctonos", que suele ser buena señal en un restaurante en zona turística. Tienen platos típicos romanos. Probé la Coda alla vaccinara, delicioso plato de ternera. Buen tiramisú.
  • La Carbonara (Vía Panisperna 214): Pues qué comer aquí sino spaghetti alla carbonara... Y una alcachofa a la romana muy buena también.
  • Di Augusto (pza Renzi 15): Rigatoni all'amatriciana (sugo de carne). Riquíiisimos. Todo a toda leche. Antes de sentarme ya había contestado a "¿Gnocci o pasta?¿vino o agua?"

La mayor parte de los restaurantes de arriba están en el Trastevere, así como los sitios para tomar algo. Una pequeña lista:
  • Bar San Calisto, en la plaza homónima del Trastevere. Terraza llena sobre todo de parroquia local.
  • Enoteca Barberini (via del Tritone 123): Enoteca y restaurante, cócteles y música en directo.
  • Freni e Frizioni: Frenos y embragues. Muy animada. Tienen antipasti (aperitivos) gratis para acompañar a al cerveza a tomar en la terraza.
  • Bartaruga: en el barrio judío. Decoración recargada y buena música. Pelín caro. Al atardecer ya no servían cafés y las consumiciones variaban entre 6 y 10 €. Si además te pides un Crodino, un refresco de sabor amargo que viene en botella de 10cl, pues sale el doble de caro...
  • Art Two, en el Trastevere, me encantó. Música en directo, muy animado, antipasti de picoteo, ...
  • Passaguai: cerca del Vaticano. Sotano y terraza. Vinos y antipasti. De referencia, una copa de Chianti, 4€.
Y esto es todo amigos. Encantado del viaje. Y con ganas de volver a re-disfrutarlo más tranquilamente y hacer menos kilómetros, que acabé el último día lleno de tiritas entre ampollas y rozaduras varias.

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