Visita a Oporto. Intro.

Querido lector,

"Yo había tenido poca relación con ellos, en realidad, pues sólo me relaciono con mis iguales, y como no tengo iguales, no me relaciono con nadie."
Ignatius J. Reilly

intentaré hacer una pequeña guía con la relación de lugares que considero dignos de visitar en esta mi segunda visita a Oporto. Respecto a los viajes, soy de la opinión que segundas partes casi siempre son buenas, ya que permite disfrutar los lugares sin la urgencia del "tener que" propio de la primera vez. No obstante, amable lector, la verdadera intención de este texto es que me sirva de referencia en caso de esta no sea mi última estancia en la capital del Norte de Portugal y evitar así sorpresas como las de este fin de semana, donde tras varios días de preparación, búsqueda de hotel, reservas y demás, me di cuenta de que había reservado el mismo hotel que hace unos años cuando rascaba con los bajos de mi coche la empinada entrada a su parking. El hotel en cuestión es el HF Fenix Porto, un hotel 100% recomendable, de amplias y limpias habitaciones; con un atentísimo servicio y con una relación calidad-precio más que correcta (a través de Booking.com). Su localización también es apropiada para visitar la ciudad, a unos 25min a pie de lo que podría considerarse centro turístico y 5min de la Casa da Música.





Tras unas cinco horas de viaje incluyendo una parada intermedia (la DGT aconseja) para repostar café y combustible, llegué a Oporto a eso de las 22.00 (21.00 hora local). Habiendo disfrutado por última vez (de momento) de la vertiginosa velocidad de 120km/h según los arriesgados, ya obsoletos, límites de velocidad patrios, se hacía necesario un breve descanso en la habitación. Allí ocurrió algo que me acercó por segunda vez en 10 minutos al crudo invierno de la senilidad. ¿A qué mente depravada de reponedor se le ocurre colocar un tubo de Corega (versión germana) camuflado entre los tubos de dentrífico? Empecé a sospechar cuando no soltaba espuma alguna y era lo más parecido a cepillarse con un chicle Trident sabor neutro. Los dibujitos aclaratorios del envase despejaron las dudas.

Una vez arreglado el problemilla, me puse a buscar un sitio para la cena. Por lo general, no me gusta preguntar en los sitios donde me alojo. Por alguna curiosa razón, en localidades pequeñas acabas cenando en el restaurante del cuñado o la nuera de la persona a la que preguntas, haciendo tú el papel ocasional de primo. En áreas urbanas, se suele limitar a una fría relación comercial: restaurante y hotel tienen el mismo dueño. En este caso, en recepción me aconsejaron una cervecería a 5min a pie: Capa Negra II. Por la cantidad de gente esperando me pareció que no había sido mal consejo. Encontrar mesa era tarea imposible, así que me acomodé en la interminable barra completamente llena de gente comiendo. Entre la puerta y mi asiento, la mayoría de la gente estaba comiendo una especie de sandwich con queso fundido y una salsa por encima (las francesinhas, según su web, especialidad de la casa). Finalmente me decanté por un bife com cerveja preta (carne con salsa de cerveza negra) acompañada de una caña de Super Bock, marca que, junto a Sagres - o frente a esta - , copa el mercado cervecero portugués. De postre, unas jugosas manzanas asadas, para aligerar. Y de vuelta al hotel para leer un poco de las aventuras del señor Reilly, que después de 8 horas de trabajo y 5 de viaje no estaba el cuerpo para folklore.

To be continued...